lunes, 18 de febrero de 2013

En 1910 se inició una nueva fase de la investigación genética cuando Morgan utilizó como organismo de estudio a la mosca de vinagre llamada Drosophila melanogaster. Dicho organismo tiene 8 cromosomas que se agrupan en 4 pares, 3 pares de cromosomas autosomas y un par de cromosomas sexuales. Morgan pudo establecer en la Drosophila el mecanismo de la determinación del sexo, partiendo del estudio de la morfología cromosómica, que habia revelado una diferencia pequeña, pero significativa, en la dotación cromosómica del núcleo de hembras y machos. Por ejemplo, de los 8 cromosomas de las células somáticas diplides de las hembras de Drosophila pueden dividirse claramente en 4 pares cromosomas homólogos sobre la base de la semejanza de cada par. En las células somáticas diploides de los machos, sin embargo, sólo se manifiestan 3 pares de cromosomas homólogos, siendo el otro par de cromosomas diferente en su morfología. Este par de cromosomas diferentes del macho fueron llamados X e Y, pero en el caso de la hembra se demostró la presencia de un par de cromosomas X. Esta diferencia conduce a la hipótesis de que el equilibrio de los cromosomas sexuales X e Y determina el sexo del individuo, siendo la combinación XX para la hembra, y la combinación XY para el macho. Por lo tanto, la fecundación de un óvulo por un espermatozoide con un cromosoma X, producirá una hembra y la fecundación por un espermatozoide con un cromosoma Y producirá un macho.
¿Quién determina el sexo? De esta forma es el macho, porque la hembra siempre proporciona un cromosoma X, y el macho proporciona un cromosoma X o un cromosoma Y.



Morgan durante el examen de millares de individuos de Drosophila, encontró un macho de ojos blancos, en lugar del tipo silvestre de ojos rojos. esto se debió a una mutación, este macho de ojos blancos fue cruzado con una hembra de ojos rojos y toda la descendencia presentó los ojos de color rojo, como era de esperarse si el gen para el color blanco era recesivo y se cumplía  con los principios mendelianos. Sin embargo, en la segunda generación, todas las hembras tuvieron ojos rojos, pero la mitad de los machos tuvo ojos rojos y la otra mitad ojos blancos. En cruzamientos posteriores se obtuvieron algunas hembras con ojos blancos y éstas produjeron una descendencia de machos todos con ojos blancos, sin importar el tipo de progenitos masculino empleado, es decir, que podía ser un macho de ojos rojos o de ojos blancos. Resultó evidente que esta forma de herencia difería de aquella que se presenta en un cruzamiento monohíbrido ordinario. Morgan razonó, en forma correcta, que la transmision del gen para los ojos blancos era paralela a la transmisión del cromosoma X. El proceso de transmisión de un  gen, por un cromosoma sexual, lo denominó herencia ligada al sexo.